Un submundo más allá de las aulas. Por Geny de Diego, socia MLE , trabajadora social y experta en adolescencia.
Andamos estos dÃas, tanto padres como docentes, algo revueltos con la serie de Netflix: “Adolescencia”. Esta serie muestra, desde un punto de vista muy realista y cercano, la realidad que viven muchos adolescentes y sus familias en el dÃa a dÃa, asà como las dinámicas y el submundo que se vive en los institutos y fuera de ellos con sus códigos y un lenguaje creado por ellos.
La impulsividad y los cambios de humor que muestra el protagonista, las mentiras, el gran peso de la opinión y presión de su grupo de iguales y el querer pertenecer al grupo, cueste lo que cueste, son algunas de las caracterÃsticas propias de la adolescencia, y todo esto sucede en el escenario de la influencia absoluta e implacable de las redes sociales, algo que los adultos, por suerte, no tuvimos.
Lo que, a veces, nos puedan parecer “cosas de la edad”, que no nos hablen, que se encierren en su habitación durante horas y cuando salen están en silencio, en su mundo, podemos llegar a normalizarlas y no ver más allá. Por eso es tan importante estar presentes, poner lÃmites en el uso de las pantallas, ser nosotros coherentes también con los lÃmites que pongamos, preguntarnos si ese comportamiento es algo de la edad o es un sÃntoma de alerta que hay que mirar más de cerca y, quizás, buscar la ayuda de un profesional.
La figura de los adultos, tanto de los padres como de los profesores, representa en la serie la desconexión absoluta (lo que necesita el adolescente y lo que quiere el adulto), falta de herramientas adecuadas a las situaciones que viven hoy los adolescentes, falta de comunicación tanto efectiva como afectiva, se pasa de la permisividad al autoritarismo, con amenazas y castigos, hay una falta de acompanyamiento e ignorancia total de lo que hacen los adolescentes.
En esta etapa de grandes cambios cerebrales, fÃsicos y emocionales, necesitan de forma urgente un adulto que les guÃe de forma coherente, con lÃmites desde del cariyno y a la vez con firmeza. Necesitan aprender cómo tolerar la frustración, aceptar un no, aprender a decir no, entender que sentir rabia está bien, pero que no vale cualquier conducta para expresarla. De nosotros como adultos necesitan también que les miremos y escuchemos, necesitan ser tenidos en cuenta, ser aceptados en el grupo familiar, sin etiquetas. De igual forma, necesitan que fomentemos en casa el respeto y la empatÃa en ambas direcciones.
Ni la tecnologÃa, ni las redes sociales son buenas ni malas, todo depende del uso que les demos y del tiempo que dediquemos. Una de las mejores herramientas que podemos dar a nuestros hijos es desarrollar el pensamiento crÃtico, que se pregunten si lo que están oyendo o viendo está alineado con los valores familiares, si esa relación, tanto de amistad como de pareja, es una relación tóxica o es una relación positiva. No vamos a estar siempre presentes cuando vean determinados vÃdeos o informaciones, o cuando tengan que poner lÃmites tanto con amigos como con la pareja, de ahà la importancia de saber decir no y de hacerse buenas preguntas.
Mi reflexión, como Trabajadora social y experta en adolescencia, tanto si se ha visto la serie como si no, es que me gustarÃa invitarte a revisar los valores con los que estás guiando a tus hijos y cómo los estás transmitiendo, la coherencia de los lÃmites de las reglas en casa, si estás escuchando con interés y atención lo que te cuenta. Te animo a que le cuentes cosas tuyas y pedirle su opinión.
Tomemos el mensaje de esta serie como una oportunidad para parar y reflexionar cómo está mi relación con mi adolescente ahora. Qué hace mi hijo los fines de semana? quiénes son sus amigos? Cuánto rato pasas con tu hijo y de qué habláis? Esas conversaciones os acercan u os alejan? DeberÃamos preguntarnos a quién sigue mi hijo y mi hija en redes? Qué temas le propone el algoritmo de insta, de tik tok…? a qué juegos juega mi hijo y con quién? Y te invito a cambiar el control por la supervisión y cambiar las preguntas de culpabilidad por preguntas de curiosidad e interés. Cuando los adolescentes se sienten controlados y juzgados se repliegan. Si se sienten escuchados, su cerebro no percibe amenaza y es más fácil comunicarse con ellos.
Por último, me gustarÃa reflexionar sobre ese miedo y esa sensación de “susto” que queda después de ver la serie. Cada adolescente y cada familia es diferente, no significa que vaya a pasar esto en tu casa, pero sà invita a hacernos preguntas. La serie muestra solo una parte de la adolescencia. Sobre los adolescentes que son voluntarios en organizaciones, que pasan los sábados ayudando a otras personas, colaborando con instituciones de forma altruista o que se enfrentan a los abusones en los institutos…. de todos ellos no se habla, pero también están ahà y no son pocos.
Aprovechemos esta serie para desarollar nosotros también nuestro pensamiento crÃtico y preguntarnos cómo puedo mejorar la comunicación con mi adolescente.
Si quieres saber más sobre adolescencia y de cómo mejorar tu relación con tu hijo, te invito a visitar mi cuenta de Instagram @geny.coach.